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Zim Sutton

Caravelle

Texto por Viqui Sanglas - Fotografía de Santi Garcia

18.03.15

Zim y Poppy decidieron abrir Caravelle en 2012 porque querían un lugar que ofreciese buen café y buena comida ininterrumpidamente a lo largo del día. Crearon un bonito espacio donde ofrecen productos de calidad como café de especialidad o cerveza artesana para acompañar los deliciosos platos que sirven. Puedes ir a Caravelle simplemente a comprar sus deliciosas salsas picantes y encurtidos para casa o pasar el día allí, desde el café de primera hora de la mañana a una buena cerveza artesana acompañada de tacos para cenar. En Caravelle se respira un ambiente especial que lo ha convertido en uno de los lugares favoritos de gran parte de la comunidad de expatriados de la ciudad, pero a su vez en un punto de encuentro para los locales. Hablamos con Zim acerca de qué inspiró a este popular café/restaurante de estilo australiano.

¿A qué te dedicabas antes de abrir Caravelle?

Fui DJ y vivía en Londres. En 2002 cogí un viejo pub inglés junto a un amigo, lo renovamos y decidimos abrir un gastropub. Servíamos comida británica con influencias australianas y mediterráneas. Teníamos un jardín con vegetales y cuatro colmenas de abejas que nos proveían de miel. Más tarde abrimos otro pub hasta que vendimos el negocio en 2011.

¿Cómo llegaste a Barcelona y por qué decidiste abrir Caravelle?

Cuando vendimos el negocio en Londres, Poppy y yo decidimos tomarnos un descanso y pasar seis meses en Barcelona. La ciudad nos encantó, así que decidimos asentarnos aquí. En esa época cafés como Federal estaban funcionando muy bien y vimos una oportunidad. Buscamos local durante un año hasta que encontramos el lugar en el que estamos. Siempre me ha gustado el Raval. Está justo en el centro de la ciudad, pero aún se respira un ambiente local. Abrimos en 2012 y aquí seguimos.

¿Cuál es el concepto de Caravelle?

Abrimos con la idea de que fuese un café de estilo australiano, donde pudieses tomar buen café y buena comida ininterrumpidamente a lo largo del día. Con el tiempo evolucionamos y empezamos a centrarnos más en la comida, el brunch, la cena y, durante nuestro primer verano, instauramos los Taco Sundays. A partir de ahí empezamos a elaborar las salsas picantes y los encurtidos. Ha sido una evolución natural y orgánica. Nuestra filosofía es intentar hacer bien todo lo que hagamos.

“La idea es divertirse y hacer cuantas más cosas mejor. Sino se convierte en trabajo.”

Elaboráis productos envasados como las salsas picantes, los encurtidos o las sodas. ¿Por qué decidisteis dar ese paso?

Generalmente todo lo que hacemos es porque no podemos encontrarlo. Elaboramos muchas cosas que históricamente no se han hecho aquí como las salsas picantes. Buscamos las recetas y nos ponemos a ello. La idea es divertirse y hacer cuantas más cosas mejor. Sino se convierte en trabajo.

¿Cuál es vuestra filosofía con los productos que utilizáis?

Intentamos comprar producto local siempre que podemos. Nuestra leche, por ejemplo, viene de una pequeña granja a 30 km de Barcelona. Me encanta porque los chicos que ordeñan a las vacas vienen en una furgoneta a traernos la leche. Nuestros chiles se los compramos a un chico en Girona que cultiva chiles mexicanos y tailandeses. Nuestro café es de Right Side Coffee.

¿En qué se diferencian la cultura gastronómica española y australiana?

Después de la Segunda Guerra Mundial Australia recibió una inmigración masiva y eso influenció mucho a nuestra gastronomía. Primero fueron griegos e italianos, y más tarde personas del sudeste asiático. Todas estas comunidades llegaron a Australia hace cincuenta años y trajeron consigo sus increíbles productos y maneras de cocinar. En Australia hace veinte años que tomamos buen café y puedes encontrar la mejor comida tailandesa del mundo. A su vez, tenemos una nueva generación de jóvenes que están aprendiendo oficios artesanos como la elaboración de queso, cerveza, pan, carne o encurtidos. Hay muchísimos pequeños productores que elaboran un producto fantástico que antes no se podía encontrar. En Barcelona todavía puedes ir al mercado y encontrar quesos catalanes, embutidos y vegetales. Es algo tradicional y eso dificulta que la generación más joven se sienta atraída. Sin embargo creo que las cosas están poco a poco empezando a cambiar. Cada vez más jóvenes vuelven al campo a tener animales o cultivar vegetales de una manera diferente. También hay más personas que se interesan por lo que pasa en otros países y se están dando cuenta que hay un mundo inmenso de comida increíble fuera. Creo que es un momento muy interesante gastronómicamente hablando para Barcelona.

Habéis participado en eventos de comida como Eat Street o All Those Food Market. ¿Qué opinas de todos estos eventos gastronómicos en la ciudad?

Creo que gracias a estos eventos se ha creado una especie de compañerismo. Nos han permitido darnos cuenta que hay otras personas que comparten nuestra forma de pensar. Espero que con el tiempo surjan más colaboraciones. Es cuestión de darse a conocer y conectar con personas con una filosofía parecida.

¿Qué has aprendido con Caravelle?

Una de las cosas más importantes que he aprendido es que comer es una experiencia, y debe ser divertido. La gente quiere ver cosas bonitas y pasar un buen rato. La comida debe ser atractiva a la vista y a su vez debe estar buena y sorprender. Hemos tenido que crear un lugar en el que se esté a gusto.

¿Qué es lo que más te llena de haber creado Caravelle?

Me gusta ver que hemos evolucionado, no solo en la manera de cocinar, sino también a nivel personal. Hemos tenido que aprender y ajustar cosas y eso ha sido un gran reto. Lo que más me llena es motivarme a ser mejor. Por otro lado me encanta crear en la cocina. Hacemos cosas que no nos creíamos capaces de hacer. Aprender a hacerlas es lo que nos divierte. Y, por supuesto, trabajar con un montón de personas distintas. Atraer a gente de todo el mundo es algo muy bonito.

¿Cuál es tu lugar favorito en Barcelona?

Mi lugar favorito es Bellavista en el parque de la Oreneta. Es un restaurante de pollo a l’ast en la montaña. Tienen mesas y bancos de picnic en los que puedes comerte su pollo con patatas. Es algo muy simple, pero estás rodeado de pinos con vistas de toda la ciudad. Tenemos hijos y es un lugar ideal para ir con la familia. Está muy cerca y sientes que te has escapado a las afueras.

¿Cuáles son los planes de futuro de Caravelle?

Estamos elaborando la Caravelle Australian style Pale Ale con Art y Krut. Queremos ofrecer una cerveza refrescante de elaboración propia que vaya bien con nuestra comida. Llevamos seis meses haciendo pruebas y nos hace mucha ilusión. Ben, de Krut, es un gran conocedor de los estilos de cerveza americanos y los chicos de Art domina a la perfección las levaduras. Me encanta trabajar con ambos. Utilizamos lúpulos australianos, que son buenísimos. Durante los últimos diez años todo el mundo ha utilizado lúpulos americanos, pero Australia y Nueva Zelanda tienen unos lúpulos muy interesantes, aromáticos y con matices florales. Llevo años elaborando cerveza en casa. Es divertido tener cerveza fermentando en distintas zonas de la casa. La idea es coger ese conocimiento y trabajar con personas que saben mucho de cerveza.

Caravelle
Carrer del Pintor Fortuny 31, 08001 Barcelona